miércoles, 18 de mayo de 2011

Francisco Ferrer y Guardia y la Escuela Moderna

FRANCISCO FERRER Y GUARDIA Y LA ESCUELA MODERNA.

Nació en 1859 y murió en 1909 ajusticiado después de la Semana Trágica de 1909 e injustamente condenado por instigador de la misma.
Es un profesor pedagogo, nació en Cataluña.

Francisco Ferrer se forma en la primeras letras en una escuela de Alella (Barcelona), marcadamente católica, y en ella ya experimenta los rigores de los métodos pedagógicos del directo, párroco de Alella. Los golpes y castigas severos eran su método de enseñanza.

Esta primera experiencia hace de Ferre que posteriormente defina la educación como “equivalente a domar, adiestrar y domesticar…”

Pertenece al movimiento de la pedagogía racionalista y fundador de la floreciente Escuela Moderna a principios del siglo XX en España y que fue truncada por su injusta condena. Posteriormente su legado fue postergado como tantas otras innovaciones por la infame guerra civil española.

PERO, ¿qué es la escuela moderna?

Ferrer i Guardia comenta de su propia escuela que: “para hacer las bases de la Escuela Moderna no tengo más que tomar lo contrario de lo que viví en mi infancia”.

Ferrer pudo materializar su pensamiento pedagógico gracias a la Señorita Mounié. La señora Mounié, viuda acaudalada, católica convencida (“ella creía con fe honrada”) y observante de la moral católica a la que daba clases, y que con el trato frecuente ella formó de él tan excelente juicio que le otorgó su amistad y absoluta confianza, permitiéndole viajar con ella y su nueva compañera sentimental por muchos países de Europa y que a su muerte le dejó en herencia todo su capital con el que creó numerosas escuelas populares, fue su mecenas póstumo.

De sus múltiples conversaciones con Ferrer, la señorita Mounié se vio obligada a reconocer que no todo “irreligioso es un perverso” ni todo atea un criminal empedernido.

De esta relación, sus viajes y encuentros con personajes como Pestalozzi, Ferrer pone en marca numerosas Escuelas (Madrid, Sevilla, Málaga, Granada, Cádiz, Córdoba, Palma, Valencia) y en el extranjero, en las que su pensamiento y principios se basaban en la pedagogía racionalista, heredada de las corrientes laicistas escolares del siglo XIX, que recomienda la creación de escuelas laicas que impartan una “educación integral” a los hijos de los trabajadores, U de las ideas románticas del siglo XVIII encabezadas por el pensamiento roussoniano.

Plantea un tipo de enseñanza emancipadora, desprovista de prejuicios burgueses, religiosos y patrióticos. Mediante el uso de libros emancipadores basados en la ciencia positiva y al servicio de los mejores ideales sociales: libertad, igualdad y fraternidad. Y que dio soporte a la pedagogía racionalista de 1909 y 1939.

Características de la pedagogía racionalista

- Estima antipedagógica, memorización sumisa y pasiva.

- Enseñanza no autoritaria, sin castigo, premios ni exámenes, y con la participación en integración del alumno. Sus principios son razón, libertad, supresión de premios, castigo, y exámenes, no autoritarismo y coeducación.

- Considera el libro de texto como punto de apoyo para alumnos y maestros, más que como rígida programación de la actividad docente.

- Consideran la elaboración y exposición de trabajos prácticos por parte del alumnado como algo esencial para poner en práctica la materia desarrollada a lo largo del año.

- Se trata de poner al alumno en situación de recrear activamente los procesos elementales del saber, la observación, la investigación y el espíritu crítico.

- Requiere la libre actividad cooperadora del educando, el cual se constituye a su vez en educador de sus compañeros más jóvenes (mentor).

- El adulto, por su parte, no debe imponer al niño sus puntos de vista ni sus valores. La enseñanza debe adaptarse a la psicología del niño.

- Para los racionalistas no hay mejor método que los juegos y actividades manuales.

- Aprenden a poner en común sus puntos de vista y experiencias personales.

- Participan a menuda en charlas, conferencias sobre temas de interés científico y social.

- Defensa roussoniana de lo natural que se concretaba en una exaltación de lo no artificial.

- Se propugnaba la coeducación y las colonias de verano.

- Los contenidos de aprendizaje se pretende que sean inspiradas y controlados por el quehacer científico-experimental.

- Los contenidos no se ofrecían de forma aislada, inconexos, en compartimentos estancos, sino que se cuidaba en presentarlos estructurados por una concepción “darwinista-social”, historicista y naturalista.

- Esos planteamientos reafirmaban su posición laica respecto a las cosmovisiones religiosas, en particular de la iglesia católica. La pedagogía racionalista insistía en el carácter mitológico de las explicaciones religiosas. Estos planteamientos consiguieron atraer las iras de los sectores más conservadores de la iglesia católica.

- Tendencia al autodidactismo, el muchacho que se acerca a una escuela racionalista debe gormarse, en buena medida, solo. El muchacho aprende más por su contacto con los libros que escuchando a un conferenciante, ocupados en otros menesteres o encarcelados, Esto contribuyó un clima nada propicio para el aprendizaje metódico.

- Resulta doloroso al profesor sentirse prescindible, pero ello indica que ha culminado su trabajo. Pongo al niño en condiciones de que, el día que falte yo, sepa él, o el día que él quiera prescindir de mí, sepa él, por su cuenta, bastarse así mismo.

- Exaltación de los valores de solidaridad de clase, que persigue la justicia social con fin primordial.

- Se considera, que tanto o más que la razón, los sentimientos contribuyen a personalizar al individuo.

Si de algo estamos satisfechos, si de algo estamos ya hartos, es de hombres que piensen bien y ordenen mal. Necesitamos una escuela donde se cultive sobre todo en el niño el sentimiento, que logre que cada niño sea un hombre con carácter capaz de saber traducir en actos sus pensamientos.

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